viernes, 21 de noviembre de 2014

Efecto Bumerang - Fábula

Un padre y su hijo estaban caminando por las montañas. De repente, el hijo se hizo daño y gritó:
–¡Aaaaaahhhhhh!
Sorprendido, oyó cómo la voz se repetía en algún lugar de la montaña:
–¡Aaaaaahhhhhh!
Con curiosidad, gritó:
–¿Quién eres?
Y la voz le respondió:
–¿Quién eres?
Se enfadó con la respuesta y gritó:
–¡Cobarde!
Y la respuesta que recibió fue:
–¡Cobarde!
Miró a su padre y preguntó:
–¿Qué esta pasando?
El padre sonrió y le dijo:
–Presta atención.
El padre gritó a la montaña:
–¡Te admiro!
La voz respondió:
–¡Te admiro!
Otra vez gritó el hombre:
–¡Eres un campeón!
La voz respondió:
–¡Eres un campeón!
El chico se sorprendió, pero no entendió. Así es que su padre le explicó:
–La gente lo llama eco, pero la verdad es que es la vida.

martes, 11 de noviembre de 2014

Vive como las flores. Fábula

- Maestro, ¿qué debo hacer para no ofenderme tan a menudo? Creo que algunas personas hablan demasiado y otras son ignorantes; algunas son injustas y otras me invaden. Siento odio cuando son mentirosas y sufro cuando me calumnian.

- ¡Pues, vive como las flores! -respondió el Maestro.

- Y ¿cómo es vivir como las flores? -preguntó el discípulo.

- Pon atención a esas flores -continuó el Maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín-.Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo asumir la responsabilidad de los propios errores, pero no es sabio permitir que los defectos de los demás te incomoden. Es su responsabilidad y no tu culpa. Y si no es tuya, no debes quedarte la ofensa. Ejercita, pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien. Eso es vivir como las flores.

sábado, 8 de noviembre de 2014

NUESTRO SUBCONSCIENTE, ESE GRAN DESCONOCIDO

Somos mucho más de lo que pensamos.
Somos mucho más de lo que nuestros resultados nos muestran.
Somos mucho más de lo que los demás dicen o piensan .

Nuestro ego nos lleva a juzgarnos a nosotros mismos y a los demás en base a los resultados que estamos obteniendo, sin ponernos a pensar en lo que realmente determina estos resultados: nuestros hábitos.
Efectivamente, son nuestros hábitos, esos patrones de comportamiento que repetimos hasta la saciedad sin mediar nuestra voluntad consciente, los que nos llevan al éxito o al fracaso; a la seguridad en nosotros mismos o a la inseguridad; a los celos o la confianza; a la abundancia o la escasez; etc.
Es nuestra mente subconsciente, ese gran procesador con capacidades prácticamente ilimitadas, quien realmente está al mando. Es quien realmente controla todas esas respuestas automáticas que vamos generando a diario.
Nuestra mente subconsciente es una gran desconocida para la mayoría de personas, incluidos muchos profesionales "de la mente". Hay quien habla de ella como "la sombra", que se sabe que está ahí, pero no se puede tocar. Evidentemente hablar de ese modo del subconsciente responde a la realidad vivida por esas personas, a su propia experiencia.
Por suerte, esa no es la experiencia de todo el mundo. Muchas otras personas han podido experimentar una realidad totalmente distinta. Nuestro subconsciente es una parte de nuestra mente que está a nuestro servicio, que nos protege y ayuda a hacer lo mejor para nosotros en cada instante. Y lo mejor de todo es que podemos acceder a ella para conocer la información que utiliza a la hora de tomar decisiones (sus creencias y emociones), y cambiarla si esa información no está realmente alineada con la persona que queremos ser.
Hay muchas técnicas para acceder al subconsciente, y algunas de ellas son tremendamente sencillas de aprender y utilizar, al tiempo que rápidas y efectivas.

Ricardo Eiriz

viernes, 7 de noviembre de 2014

UNA MIRADA SABIA. Fábula

Se cuenta que un buen día, un padre de familia rica y muy acomodada, llevó a su hijo de viaje por una zona rural con el firme propósito de que el joven valorara lo afortunado que era de poder gozar de tal posición y se sintiera orgulloso de él.

Estuvieron fuera todo el fin de semana y se alojaron en una granja donde vivía gente campesina muy humilde. Al finalizar el viaje y ya de regreso a casa, el padre le preguntó al hijo:

-¿Qué te ha parecido el viaje que hemos hecho?

-¡Muy bonito papá!

-¿Te diste cuenta de lo pobre que puede llegar a ser la gente?

-¡Sí papá!

-¿y qué aprendiste, pues?

-Muchas cosas papá: vi que nosotros tenemos un perro y que ellos tienen cuatro. Nosotros una piscina pequeña en el jardín y ellos todo un arroyo sin fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio y ellos tienen las estrellas. Nuestro patio está cerrado con vallas y ellos tienen todo el horizonte. Ellos tienen tiempo para hablar y convivir cada día en familia mientras que tú y mi mamá tenéis que trabajar tanto que casi nunca os veo.

Al terminar el hijo el relato de lo que había aprendido, el padre se quedó mudo. Su hijo añadió:

-¡Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!.

Aplícate el cuento, Relatos de Ecologia Emocional.
Jaume Soler y Mª Mercè Conangla. Amat Ediciones